En el comienzo mismo de este año 2013, el gobierno
español tomó la controvertida determinación de modificar el panorama respecto
del sistema educativo y la oferta de formación en cuanto a los idiomas
extranjeros. De esta manera, se quitó parte del apoyo y el sustento a las becas
para estudiar idiomas fuera del país y se invirtió ese recurso para acrecentar
y mejorar la calidad de la oferta educativa disponible dentro de nuestro territorio.
De esta manera, estudiar un curso de francés, de inglés o de cualquier otro
idioma dentro de las diferentes modalidades educativas que España ofrece, dejó
de ser una cuestión restringida a algunos pocos afortunados y se convirtió en
una posibilidad mucho más accesible.
Dicha decisión, contrario a lo que la gran mayoría de los
especialistas opinaba en su momento, ha mostrado un impacto decisivo sobre la
masa de estudiantes oriundos de nuestro país, quienes parecen haber aprovechado
las ventajas planteadas y han generado que las últimas estadísticas den cuenta
que 8 de cada 10 alumnos se vuelquen por los estudios en el país, por sobre
aquellos disponibles en el extranjero. Este 20 por ciento, en relación con el
91 que, por ejemplo, muestran países
como la India, reafirma el concepto de una creciente recuperación respecto de
la confianza de los españoles por nuestro sistema educativo, ya no solo
respecto de los idiomas extranjeros sino de todas las carreras disponibles en
líneas generales.
Los cursos de francés y de otros idiomas extranjeros han
crecido notablemente por estos tiempos, no solo en demanda de alumnos sino
también en cuanto a la oferta que presentan los centros de estudios de
distintos niveles y con diferentes niveles de alcance. De ser una posibilidad,
la formación de idiomas extranjeros dentro del territorio español se ha
convertido en un fenómeno habitual, por el cual la mayoría de nuestros jóvenes
deciden estudiar otras lenguas en las escuelas y los cursos disponibles dentro
del país.